Apuntes sermon
Lucas 17:11-19
Lucas nos ofrece el episodio de los diez leprosos curados. El suceso
tiene lugar “de camino a Jerusalén”, un dato recordado frecuentemente
por el evangelista por tratarse de un viaje decisivo, con una meta
precisa y un contenido teológico especial.
Jesús sana a diez leprosos. Aparte de lo que un leproso es por su misma enfermedad, hay que tener en cuenta que es una figura
sobredeterminada culturalmente. El leproso produce rechazo, hay que
mantenerlo aislado. Él mismo internaliza la conciencia de ser una
persona marginada. Por eso, el dato de que los leprosos “se pararon a
distancia” (v. 12b) tiene un doble sentido: para no contagiar, pero
también porque se sienten rechazados por los sanos.
A pesar de eso,
el texto valora los gestos. El de ellos, por pedir a Jesús que les
tuviera compasión; no piensan que éste los rechace como hace la sociedad
de aquel tiempo. El gesto de Jesús, por otro lado, es una respuesta a
su confianza
.
El único que se acuerda de volver para
agradecer es alguien de quien se piensa lo peor: un samaritano. Tal vez
porque los nueve judíos creen que es connatural el don de Dios, mientras
que el samaritano lo aprecia más porque lo recibe a través de un judío.
Queda otro detalle a considerar. ¿Por qué este samaritano andaba con un
grupo de judíos leprosos? La desgracia los había juntado, como decir
que lo que los había unido era precisamente la marginación, doble para
el samaritano, pero marginación al fin. Como leprosos, eran todos
iguales ante la sociedad. Una vez sanados, la “diferencia” vuelve a
manifestarse: los nueve judíos por un lado, el samaritano por el otro.
Pero esa diferencia queda cualificada desde otro ámbito, el de la
capacidad de gratificar al dador del don (gesto del samaritano),
capacidad que no ejercen los nueve restantes.
El relato nos enseña
que no sólo hemos de pedir a Dios el “don” que necesitamos, sino también
agradecerle después de haberlo recibido. Y que Dios escucha a todos, no
sólo a los “de adentro”. Los diez leprosos confiaron en Jesús por lo
que sabían de él, no por ser judíos o samaritanos. Y Jesús los curó
porque manifestaron su fe en él, no por ser judíos o samaritanos.
Las tres preguntas
• no eran diez los enfermos
• Donde están los otros nueve?
• No hubo quien volviera y glorificara a Dios, solo este extranjero
No basta sanar sino también salvarse
Vivimos en un mundo que busca su autosuficiencia. Y toda
autosuficiencia ciega a la persona en relación al poder de Cristo y al
prójimo. La reacción de los nueve que encuentran su salud, mas no a
Cristo, como Señor y Salvador, revela esa autosuficiencia.
Pbro. Benjamin Rodriguez Avendaño
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